Espárrago, el tallo primaveral

Ya hemos entrado en la primavera, casi sin darnos cuenta o sin el casi. Durante la primavera se intercalan los días soleados y calentitos y los días en los que refresca y apetece un plato calentito, que caliente por dentro. En esta época los alimentos que nos da la naturaleza, empiezan a ser más frescos y puedes calentarlos más o menos según el tipo de cocción que utilices y las especies que añadas para la elaboración del plato.

Uno de los productos estrella de la primavera son los espárragos. Hacen las delicias de muchos paladares y no solo eso, los silvestres suponen todo un entretenimiento para mayores y pequeños. Ir al bosque a buscar espárragos es de las cosas más gratificantes y divertidas que he hecho con la salvedad de ir a buscar setas. Hay que entrenar la vista para descubrirlos en un bosque lleno de flores hierbas y miles de plantas verdes explosionando. Pero, una vez entrenada no se escapa ni uno y cada nuevo encuentro es una pequeña celebración. Al finalizar la excursión, llevarse un buen manojo de espárragos cogidos por uno mismo, pensando en lo sabroso que es un simple revoltillo de espárragos, huevo y un poco de pimienta es muy cercano a lo que muchos llaman felicidad, des de mi punto de vista claro está, aunque los que me conocen saben que con poco se me hace feliz: nada más y nada menos que con un buen rato por el bosque y un puñado de espárragos.

Bajo la visión de la dietética energética china los espárragos son de naturaleza térmica fresca, de sabor dulce y amargo, este sabor se lo confiere la asparagina que le da la propiedad diurética. Ayuda a tratar los problemas de riñón, aunque es importante no comerlos en exceso porque puede irritar el riñón y sobretodo evitarlos cuando hay inflamación. El espárrago elimina el calor, es detoxificante, ayuda a la circulación de la sangre refrescándola y fluidificándola, ayuda a disminuir la tensión arterial, humedecen los pulmones y eliminan la flema.

Aunque no lo parezcan son bastante versátiles en la cocina, se pueden preparar en crema, tortillas, envolverlos con jamoncito serrano, añadirlos a cualquier guiso o arroz, hacer una salsa, o bien de la manera más simple: a la plancha con un poco de pimienta, sal y aliñarlos con una salsita de yogur y ajo, o una picadito de huevo duro, avellanas, pepinillo, aceite de oliva y ajo (¡oh, estoy salivando ya!).


RECOMENDACIÓN
Reserva la parte del tallo
de los espárragos que están blanditas,
puedes hacer un caldito con ellas y
berberlo para aprovechar sus propiedades.


 

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